Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en 2017 hasta el actual mandato de Joe Biden, la política de Estados Unidos hacia Venezuela ha sufrido transformaciones significativas. Ambas administraciones han compartido el objetivo común de restaurar la democracia en Venezuela y poner fin al régimen autoritario de Nicolás Maduro. Sin embargo, la forma en que cada presidente ha abordado este desafío revela diferencias tácticas y estratégicas notables.
Trump: La Cuerda Floja que Enganchó a Maduro
La administración Trump adoptó una postura agresiva y punitiva contra el gobierno de Maduro. Entre las medidas más destacadas de Trump se encuentran:
- Sanciones Económicas Severas: Trump impuso una serie de sanciones económicas dirigidas principalmente a la industria petrolera venezolana, la principal fuente de ingresos del país. Estas sanciones tenían como objetivo asfixiar económicamente al régimen de Maduro, esperando que la presión económica forzara un cambio de régimen.
- Reconocimiento de Juan Guaidó: En un movimiento audaz, Trump reconoció a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como el presidente legítimo de Venezuela. Esta acción buscaba deslegitimar a Maduro y alentar a otros países a que hicieran lo mismo.
- Falta de Estrategia Coherente: A pesar de las sanciones y el reconocimiento de Guaidó, la administración Trump fue criticada por su falta de una estrategia coherente y a largo plazo. Esta inestabilidad permitió a Maduro consolidar su poder interno, utilizando la narrativa de la agresión estadounidense para fortalecer su control.
Mientras Trump tiraba de la cuerda, Maduro logró engancharse a ella, utilizando las sanciones como excusa para justificar la crisis económica y reforzar su retórica antiestadounidense. La presión externa, sin un plan interno claro, no logró desestabilizar significativamente al régimen.
Biden: Estrategia y Presión hasta las Últimas Consecuencias
Con la llegada de Joe Biden, la política hacia Venezuela ha mantenido la presión, pero con un enfoque más estratégico y diplomático. Las acciones más notables incluyen:
- Continuación de Sanciones con Propósitos Claros: Aunque Biden ha mantenido muchas de las sanciones impuestas por Trump, su administración las ha utilizado como una herramienta de negociación. Las sanciones ahora están claramente ligadas a la promoción de elecciones libres y justas en Venezuela, estableciendo una hoja de ruta para la democratización.
- Diálogo y Condiciones: Biden ha mostrado disposición para dialogar con Maduro, pero ha establecido condiciones claras, como la liberación de presos políticos y la participación en un diálogo auténtico con la oposición. Esta postura busca fomentar un cambio interno a través de la presión diplomática y el apoyo a las instituciones democráticas.
- TPS para Venezolanos: En un gesto humanitario significativo, Biden otorgó el Estatus de Protección Temporal (TPS) a los venezolanos en Estados Unidos. Esta medida no solo brinda alivio a quienes huyen de la crisis, sino que también fortalece la postura de Estados Unidos como defensor de los derechos humanos.
Bajo la administración Biden, la cuerda que Trump dejó floja ha sido tensada con precisión. La combinación de sanciones bien dirigidas, condiciones claras para el diálogo y un enfoque humanitario ha dejado a Maduro con menos opciones que nunca. La estrategia de Biden no solo mantiene la presión, sino que también ofrece una salida viable: elecciones libres y justas.
Elecciones Presidenciales del 28 de Julio: Un Punto de Inflexión
El próximo 28 de julio, Venezuela se enfrenta a unas elecciones presidenciales cruciales. Las encuestas recientes muestran a Nicolás Maduro muy por debajo en intención de voto, con una ventaja significativa para el candidato opositor Edmundo González Urrutia. Según los sondeos, la oposición podría ganar con una diferencia de más de 30 puntos, lo que pondría fin a 25 años de chavismo
1.A pesar de algunos informes que sugieren un crecimiento en la intención de voto para Maduro, la mayoría de las encuestas indican que la oposición tiene el respaldo de al menos el 80% de la población
2. Esta situación ha generado un ambiente de cambio político y una expectativa global sobre el desenlace de estos comicios.La posibilidad de que Maduro acepte una derrota y negocie un traspaso de poder con protecciones contra persecución legal se debe en gran parte a la atinada estrategia de Washington
3. La combinación de sanciones, presión diplomática y apoyo humanitario ha creado un escenario donde las elecciones libres y justas parecen más posibles que nunca.
El enfoque de Trump hacia Venezuela, aunque agresivo, careció de la coherencia necesaria para desestabilizar efectivamente al régimen de Maduro. En contraste, la administración Biden ha demostrado que la mezcla de presión económica, diplomática y humanitaria puede ser una fórmula más efectiva. Al socar la cuerda con estrategia y propósito, Biden ha dejado a Maduro sin más opciones que considerar una transición democrática.Con las elecciones presidenciales del 28 de julio a la vuelta de la esquina, el mundo entero está a la expectativa. Si las encuestas se confirman y la oposición logra una victoria contundente, la estrategia combinada de presión y diplomacia de Biden podría ser vista como un éxito rotundo. Sin embargo, hasta que los votos sean contados y los resultados aceptados, la incertidumbre persiste.